lunes, 24 de septiembre de 2018

Otoño políticamente incorrecto.


[by Google]


PARA UNA TOPOGRAFÍA DE LA SOBERBIA ESPAÑOLA
(BREVE ANÁLISIS DE UNA PASIÓN)
 
“Desde hace años, la pleamar del estío me empuja hacia la tierra vasca. Y siempre, al renovar el contacto con esta fuerte raza, surge en mí el mismo proyecto: escribir algo sobre la soberbia española. Por la ruta que de Castilla conduce a Vasconia se encuentra en Castil de Peones, poco antes de Briviesca, la primera casa vasca. Es un cubo de piedra sin más adorno que un alero y un escudo. Parece el alero premeditado exclusivamente para guarecer el escudo. ¿Qué razón hay para que una y otra vez, al sesgar por delante de esta arquitectura, reaparezca en mi meditación el tema de la soberbia española?
No se trata de una mera asociación de ideas, como tal caprichosa y privada. Entre la idea de la soberbia española y la imagen plástica de la casa hidalga vascongada actúan claras conexiones, llenas de sentido, que es interesante escrutar y describir.
La soberbia es nuestra pasión nacional, nuestro pecado capital (…) Esta soberbia adquiere en algunas regiones peninsulares, sobre todo en Vasconia, formas extremas que no carecen de grandeza trascendente. El breve análisis que sigue puede servir de contribución para que un día se haga la topografía de la soberbia española. Este vicio étnico se extiende por todo el territorio modulado en los giros más diversos, sólo aparente en unas tierras, sólo subterráneo en otras. Pero yo creo que en el pueblo vasco se encuentra su fórmula más pura y como clásica. El que ha visto bien la soberbia vasca tiene una clave para penetrar en las demás soberbias peninsulares y puede abrir la poterna que cierra los sótanos de la historia de España.
Mas ¿qué es la soberbia? (…)
Hay hombres que se atribuyen un determinado valor -más alto o más bajo-mirándose a sí mismos, juzgando por su propio sentir sobre sí mismos. Llamemos a esto valoración espontánea. Hay otros que se valoran a sí mismos mirando antes a los demás y viendo el juicio que a éstos merecen. Llamemos a esto valoración refleja (…) Para los unos, lo decisivo es la estimación en que se tengan; para los otros, la estimación en que sean tenidos. La soberbia sólo se produce en individuos del primer tipo; la vanidad, en los del segundo. (…)
El puro soberbio se basta a sí mismo, claro es que porque ignora lo ajeno. De aquí que las almas soberbias suelan ser herméticas, cerradas a lo exterior, sin curiosidad, que es una especie de activa porosidad mental (…) Las razas soberbias son consecuentemente dignas, pero angostas de caletre e incapaces de gozarse en la vida. (…)
El vasco cree que por el mero hecho de haber nacido y ser individuo humano vale ya cuanto es posible valer en el mundo (…) En el vasco, la afirmación que cada sujeto hace de sí mismo, fundado en los valores ínfimos humanos, carece de todo fondo y atmósfera ideológicas o religiosas. Es una afirmación que se nutre exclusivamente de la energía individual, que vive en seco de sí misma y equivale a una declaración audaz de democracia metafísica, de igualitarismo trascendente (…) En rigor, dentro de su mundo hermético y solipsista -cada vasco vive encerrado dentro de sí mismo como un crustáceo espiritual- es el superior y aun el único (…) De los grupos étnicos peninsulares, sólo el vasco, a mi juicio, conserva aún vigorosas las disciplinas internas de una raza no gastada (…)
La soberbia vasca -y en general española- no engendrará de sólito más que pequeños hidalgos que anidan solitarios en su cubo de piedra, como el constructor de esta casa en Castil de Peones, ni choza ni palacio, la primera de estilo vascón que se topa conforme vamos de Castilla al golfo vizcaíno”.
José Ortega y Gasset
Revista de Occidente, septiembre, 1923.


* * *

Como escribe su secretario Fernando Vela en el prólogo del libro* que recopila colaboraciones de Ortega en la ‘Revista de Occidente’, una producción selecta suya habría ido a recalar en las páginas de la revista, pero algunos de estos ensayos se han quedado enigmáticos (o generadores de dudas, como el de 1923 que se transcribe arriba) y cuando le pedía que los continuase el filósofo le contestaba: “¡Hombre! Me obliga usted a leer lo que he escrito. Como a usted le consta, eso no lo he hecho casi nunca”.
En todo caso, Ortega ha sido el mayor ‘suscitador de temas’ entre los pensadores españoles de su tiempo y como dejó escrito en una nota a pie de página en el número de julio de 1925 en su revista:
“Existe hoy en el mundo un grupo de hombres, dentro del cual me enorgullece encontrarme, que hace frente a la tradición empirista, según la cual todo acontece al azar y sin forma unitaria, aquí y ahora de un modo, allá y luego de otro, sin que quepa hallar otra ley de las cosas que el más o menos de la inducción estadística (…) Yo espero mantener siempre lejos de mí el rebajamiento intelectual que suscita ese modo de pensar y tanto halaga a las mentes inertes. La misión última del intelecto será siempre cazar la «esencia», es decir, el modo único de ser cada realidad”.

* Ortega y Gasset, J (1949).- Goethe desde dentro. 2ª ed. Revista de Occidente, Madrid