(Para una teoría crítica del presente,
es un extracto de una conversación con Moishe
Postone de Silvia López
publicada en Revista Constelaciones nº 4, C.S.I.C.
Madrid, diciembre 2012)
I)
P – ¿Podrías situarnos tu
trabajo en relación con la discusión sobre una nueva lectura de Marx,
especialmente en relación con Robert Kurz?
R – Marx me parecía un crítico cultural progresista. Y me
impresionó el Marx de la teoría de la alienación. Para Marx, la categoría del
valor es una categoría históricamente específica, lo que significaba que la
superación del capitalismo no quería decir la realización del valor. Más bien,
la abolición del capitalismo requiere la abolición del trabajo proletario como
condición sine qua non.
Esto abre nuevas formas de entender nuestra situación
histórica actual y, sin embargo, también plantea serias dificultades
conceptuales y políticas, porque ya no hay una continuidad lineal entre la
defensa de los intereses de los trabajadores y la superación del capitalismo.
P – En la Escuela de Frankfurt,
en los años 30, abandonaron la idea lukacsiana del
proletariado como sujeto de la historia mundial.
R – Algunos miembros de la Escuela de Frankfurt intentaron reformular la
teoría crítica del capitalismo para adecuarla a las condiciones transformadas
del siglo XX. Sin embargo se quedan a
medio camino a nivel teórico. Persistieron en la idea de que la contradicción
básica del capitalismo era la contradicción entre mercado y propiedad privada,
por una parte, y trabajo por la otra. Y la consecuencia habría sido más dominación
en lugar de emancipación. Pasaron de un análisis basado en nociones de
contradicción inmanente y negación determinada al argumento de que el objeto ya
no podía ser completamente abarcado por el sujeto, que excedía su alcance. Las categorías no eran, pues, contradictorias,
habían pasado a ser unidimensionales.
En algunos aspectos, la obra de Habermas puede entenderse como un intento
de ir más allá de lo que consideraba el callejón sin salida teórico al que
había llegado la Teoría Crítica. Podría decirse que Habermas desarrolló su
teoría evolutiva de la acción comunicativa con el propósito de superar este
déficit teórico y fundamentar la reflexividad.
P – El concepto de ideología no
tenía ninguna importancia para Habermas, porque estaba basado en esa peculiar
relación entre sujeto y objeto.
R – Habermas reemplazó las teorías críticas con un paradigma basado en las
relaciones sujeto-sujeto. La teoría de Marx también se refiere a la relación
entre sujeto y sujeto. Su categoría de ‘trabajo abstracto’ se refiere a una
función históricamente específica del trabajo en el capitalismo: como actividad
que constituye la mediación social. Cuando Marx afirma que el trabajo
determinado por la mercancía es al mismo tiempo trabajo concreto y trabajo
abstracto, está diciendo que el trabajo en el capitalismo media tanto las
relaciones entre las personas (trabajo abstracto) como las relaciones de las
personas con la naturaleza (trabajo concreto). La comprensión habermasiana pasa
por alto esta complejidad.
(Personalmente, considero que volver a Marx hubiera permitido una respuesta
más satisfactoria y más adecuada a los dilemas teóricos de la reflexividad en
la teoría crítica).
P – Con el tiempo su planteamiento
no hace ningún progreso.
R – No. De hecho, ninguno de los principales teóricos de los años setenta y
ochenta –ni Derrida, ni Foucault- contribuyen realmente a esclarecer lo que ha
pasado desde los años setenta. Lo cual es una de las razones por las que vale
la pena volver a Marx.
P – ¿Podríamos volver a tu
descubrimiento de los Grundrisse?
R – Mi intención era contribuir a la reconstitución de una teoría crítica
de la modernidad capitalista. El capitalismo no es únicamente un modo de producción,
sino que estructura una forma de vida a la que a veces nos referimos como
modernidad, y lo hace tanto en su dimensión subjetiva como objetiva.
Habermas no parece comprender esto.
Parece considerar la comunicación intersubjetiva en la modernidad como algo que
se fundamenta a sí mismo, mientras que en las sociedades precapitalistas dicha
comunicación estaría estructuralmente determinada por formas políticas o
religiosas. Habermas no aprecia que lo que caracteriza la contextualización
capitalista es, precisamente, la apariencia de estar descontextualizado. En ese
sentido la comprensión habermasiana de la racionalidad comunicativa cae presa
de una forma-fetiche. No es el tipo de teoría que necesitamos.
P – ¿Y Robert Kurz?
R – No coincido totalmente con la perspectiva fuertemente dicotómica en que
Kurz plantea la idea de crisis, afirmando que, o bien uno sostiene que el
capitalismo se derrumbará, o bien cree que podrá continuar indefinidamente. Mi
análisis está mucho más relacionado con la teoría marxiana de las formas
fetichistas. Comprender los cambios en las subjetividades que se producen con
los cambios en el capital mismo. Yo intenté elaborar esto en mis trabajos sobre
el antisemitismo, en los que intenté desarrollar una teoría no-funcionalista de
esta visión del mundo.
P – ¿Cómo concibes tu trabajo
en relación al desarrollo de una teoría crítica de la sociedad?
R –Valoro los intentos de Lukács o Adorno de interpretar la subjetividad
como algo intrínsecamente unido a la objetividad
social, concibiendo subjetividad y objetividad como dos dimensiones de la misma
cosa, que no pueden ser comprendidas desde el modelo base/superestructura,
y mucho menos en términos de intereses. Para ellos teoría crítica de la cultura
y teoría crítica de la sociedad están intrínsecamente relacionadas.
Por lo que respecta a Foucault, no hay subjetividad real en su pensamiento.
Foucault no podía dar cuenta teóricamente de la posibilidad de su propia
teoría. El postestructuralismo fracasa en la cuestión de la auto-reflexividad.
P – Sí. Uno de los aspectos más
insatisfactorios de Foucault es que su teoría no puede dar cuenta realmente de
los grandes cambios y transformaciones históricas que trata en sus escritos.
R – Así es, estoy completamente de acuerdo. Simpatizo más con Adorno y
Lukács. Sin embargo, mi intención, también en mis trabajos sobre el
antisemitismo, era encaminarme hacia un intento de apropiarme de su crucial comprensión
del carácter interrelacionado de las formas subjetivas y objetivas, pero de
hacerlo en un marco que permitiera repensar la naturaleza de las formas
objetivas.
Foucault era incapaz de explicar el cambio histórico. La historia es uno de los aspectos más
contradictorios desde el punto de vista performativo del pensamiento de
Foucault. Foucault afirma que la historia es contingente, y por ello utiliza la
palabra genealogía.
P – ¿Qué podrías decir al
respecto a la distinción teórica entre riqueza y valor?
R – Antes ser socialista era más sencillo conceptualmente, ya que el
objetivo parecía relativamente claro: si se abolía la propiedad privada y se
llevaba a cabo una planificación racional de la economía el resultado sería una
sociedad mucho mejor. Y se pensaba que una clase obrera radicalizada lucharía
por alcanzar este objetivo. Hoy la sociedad capitalista está entrando en crisis
porque se han socavado sus fundamentos en el trabajo proletario. Y se plantea
la cuestión de qué significaría vivir en una sociedad que ya no estuviera
basada en el trabajo.
(...)
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Tipo, vaya por delante que estos escritos que usted trae me resultan difíciles en grado sumo. Pero me ha recordado una cosa que decía Zizek en una charla de esas en polideportivos (bueno, grandes escenarios) que da él como filósofo estrella que es. Decía que hoy a la gente le es más fácil imaginarse que un meteorito acaba con la vida en la Tierra que el final del capitalismo.
ResponderEliminarZizek es de los que hacen tortillas [o mayonesas] sin huevo, vea así por ejemplo, el último número de El Cultural.
EliminarEn contra de esas posiciones asertivas está el análisis de Postone. Aunque donde es más trascendente éste es en su teorización del antisemitismo. De eso van mis siguentes post.