lunes, 10 de junio de 2019

La ciudad levítica.

Vivo, estudio y trabajo, en una ciudad levítica y sufro sus consecuencias. Una ciudad triste donde la recepción de Jot Down y sus satélites o del último libro franco de Arcadi Espada se realiza por esotéricos y exotéricos de toda laya y condición. Por eso recupero, como pieza separada de sumario, esta mínima consideración, añeja y tangencial pero recocha.


La ciudad levítica. *

La ciudad levítica no es otra cosa que un pequeño núcleo urbano, enclavado  en un hinterland específicamente agrario que carece de las condiciones necesarias para desarrollarse desde el punto de vista de una modernización coherente.

Una ‘ciudad del interior’, con determinadas características: cohesionada, pasiva, tradicional, perezosa.

La ciudad levítica se puede utilizar como modelo sociológico diseñado en la literatura realista ibérica. En el paso del siglo XIX al XX, este tipo de ciudades presentaban rasgos tanto económicos como sociales absolutamente atávicos. El horizonte cultural e ideológico no ha evolucionado. Las formas de vida, tampoco. No hay, por tanto, industrialización ni cambio de mentalidad. El sistema de valores no difiere esencialmente del vigente entonces. A esto hay que añadir una cualidad primordial de estas ciudades y que condiciona, en gran medida, el desarrollo de la vida cotidiana de los ciudadanos: el desequilibrio de su estructura social debido al peso específico, amplio y desproporcionado, del sector clerical en una localidad que aún sigue siendo, a pesar de su escasa importancia, sede (seo) episcopal.

Como ciudad administrativa, cumplirá una función esencial de cara a su ámbito rural, pero con una economía claramente orientada hacia el sector servicios. Sus clases medias tienen todas las características de una burguesía clásica: pequeños comerciantes, funcionarios, profesionales etc. La burguesía industrial es prácticamente inexistente. Las clases medias bajas dedicadas, a veces, a la manufactura artesanal y las clases populares empleadas en el sector del servicio doméstico en domicilios privados de gente adinerada o destinadas al trabajo por cuenta ajena. En cuanto a la clase alta, siempre habrá en estas villas varias familias pertenecientes a la baja nobleza local, fundamentalmente rentistas, que pueden formar una cierta élite dirigente.

La ciudad levítica tendrá, por consiguiente, una organización bicéfala. Sobre una base social formada por clases populares muy débiles sobre las que se sitúan unas clases medias igualmente desprovistas del sentido de la modernidad y sin proyectos de cambio, dominarán dos grupos sociales: la ‘nobleza’ local y sobre todo, el clero. Entre ambos se producen tensiones que, según los casos, determinan el predominio de un grupo u otro, dependiendo de la mayor o menor evolución del proceso de secularización de las distintas sociedades urbanas hispánicas y  del color local de los políticos.

Una ciudad de provincias, pues, con un devenir histórico durante setenta años, desde los inicios de la Restauración hasta la última guerra civil, en el que se asientan algunos de los factores centrales que han dado sentido a la contemporaneidad peninsular. Así,

la organización y extensión de la administración estatal en las provincias;

la uniformización en los procedimientos políticos y sociales, capaz de convivir con una profunda realidad local;

el desarrollo localizado de la primera industrialización en los años finales del siglo XIX y su particular fracaso;

el desarrollo de los nacionalismos periféricos y

la progresiva importancia que adquieren los conflictos sociales, incluso en ciudades tenidas por tranquilas.

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“Como en todas las ciudades levíticas, la tranquilidad es profunda, la paz es suave, los silencios líquidos”.
 (Josep Pla).


* [vide Langa Laorga, Mª. A. (1994).- ‘Literatura y sociedad: la ciudad levítica, modelo sociológico en evolución’. Cuadernos de Historia Contemporánea. 16. Ed. Complutense. Madrid.  
  Ibarrondo J. Mª. (1993).- Comentario bibliográfico de “La ciudad levítica. Continuidad y cambio en una ciudad del interior” de A. Rivera, Vitoria (1992). RIEV. Revista Internacional de los Estudios Vascos. Año 41. Tomo XXXVIII. Nº 2. págs. 193-196. Donostia].