lunes, 26 de diciembre de 2016

Inmaculadas.


Lucina Sine Concubitu*:
'Una carta humildemente dirigida a la Sociedad Real, en la cual se demuestra, por la más incontestable de las evidencias, extraída de la razón y la práctica, que una mujer puede concebir habiendo sido llevada al lecho sin ningún comercio carnal con un hombre'.

En 1750 la Sociedad Real Británica** recibió un curioso informe titulado ‘Lucina Sine Concubitu’, que traducido significa ‘Embarazo sin Coito’.

En la carta, el autor argumentó que las mujeres podrían quedar embarazadas sin haber participado en ninguna actividad sexual, debido a la presencia de microscópicos ‘animales flotantes’ presentes en el aire. El escritor afirmó haber aislado algunas de estos animales usando ‘una máquina maravillosa, cilíndrica, catóptrica, rotundo-cóncavo-convexa’. Cuando examinó estos animales bajo un microscopio, los encontró conformados como hombres y mujeres en miniatura. Este descubrimiento, sugirió, sería un largo camino hacia la restauración del honor de las mujeres que no podrían explicar su embarazo. Un grabado que acompañaba a la carta mostraba un “animálculo” flotante que se aproximaba a una mujer dormida.


El autor concluyó proponiendo que, a los efectos de la experimentación, un edicto real debería prohibir la copulación durante un año.

La carta fue firmada por Abraham Johnson, pero éste era un seudónimo de Sir John Hill, botánico de profesión. Su intención era aparentemente satirizar la teoría del ‘espermatozoide’, que sostenía que los espermatozoides eran en realidad pequeños hombres (homunculi) que, cuando se introducían dentro de las mujeres, crecían en niños.
Hill escribió y publicó la carta como una burla hacia la Royal Society, en venganza por su rechazo como candidato a miembro de la misma***.

La carta resultó muy popular y se imprimió y se distribuyó ampliamente en toda Europa, así, en Francia como “La génération solitaire”.

TM.

Enlaces y referencias:
** Cf. Evans, R. J. W. and Marr, Alexander (eds.) (2006).- Curiosity and Wonder from the Renaissance to the Enlightenment. Ashgate Publishing, Ltd.
*** Cf. Wright, Thomas (1904).- Caricature history of the Georges. (ed. or. 1868), Chatto & Windus.




jueves, 1 de septiembre de 2016

La cigarra y la hormiga.

 Existe, de hace pocos años, en Internet una versión actualizada de la fábula de ‘La cigarra y la hormiga’ atribuida a Esopo y recreada por La Fontaine y Samaniego.

 La hormiga trabaja todo el verano y se aprovisiona de víveres para el invierno. Por el contrario, la cigarra se lo pasa cantando, bailando y riendo. Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su hormiguero donde tiene todo lo que le hace falta hasta la primavera.
 Pero pongamos que la hormiga es una codiciosa trabajadora cuya intención es almacenar mucho grano de la sementera, aprovechando que la cigarra sólo toma lo que realmente necesita.  Pongamos que la hormiga utiliza la astucia para acaparar bienes sin descanso y luego especular con ellos. 
 Pongamos que la cigarra canta para alegrar el ánimo a la hormiga y espera que ésta sepa agradecérselo y la cigarra entiende que en la vida hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
 A la hora de la verdad cuando se recrudece el invierno, la cigarra, sin comida y sin cobijo, ante la negativa de la hormiga a prestarle ayuda y la recriminación por haber pasado el verano holgazaneando, organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida cuando quiere, cuando hay otros, con menos suerte que ella, que tienen frío y hambre.

 Los ciudadanos se sorprenden de que en un país tan prospero como el suyo dejen sufrir a la pobre cigarra mientras otros viven en la abundancia. Hay manifestaciones delante de la morada de la hormiga. Los periodistas pergeñan una serie de artículos en los que cuestionan como la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra e instan al gobierno a que aumente los impuestos de la hormiga de forma que las cigarras puedan vivir mejor.

 Los impuestos de la hormiga van aumentando y además le llega una multa porque no contrató a la cigarra como ayudante en verano. Las autoridades embargan el hormiguero, ya que aquella no tiene suficiente dinero para pagar la multa y los impuestos. La hormiga abandona el país…


*

 En la actualidad, en que la lucha por la vida se ha acrecentado sobremanera, vuelve a verse el sentido didáctico de la historia tal y como hoy transcurre de verdad: el trabajo de la hormiga, como antes, se ve recompensado con su supervivencia, aunque este trabajo tenga que pasar, por necesidad, incluso por la depredación de la cigarra, cuya imprevisión se paga con la vida.

 Y es que cuando la cigarra se acerca al hormiguero despreocupada, las hormigas se la comen.



© T M