IV
Nuestra
relación especial con el pasado tiene otro aspecto. La contemporaneidad se
inscribe en el presente señalándolo sobre todo como arcaico y sólo quien
percibe en lo más moderno y reciente los indicios y las signaturas de lo
arcaico puede ser su contemporáneo. Arcaico significa próximo al origen. Pero
el origen no está situado sólo en un pasado cronológico, es contemporáneo al
devenir histórico. La distancia y a la vez la cercanía que definen a la
contemporaneidad tienen su fundamento en esa proximidad con el origen, que en
ningún punto late con tanta fuerza como en el presente.
Los
historiadores del arte saben que entre lo arcaico y lo moderno hay una cita
secreta, y no tanto en razón de que las formas más arcaicas parecen ejercer en
el presente una fascinación particular, sino porque la clave de lo moderno está
oculta en lo inmemorial y lo prehistórico. Así, el mundo antiguo en su final se
vuelve, para reencontrarse, hacia los orígenes, la vanguardia, que se extravió
en el tiempo, sigue a lo primitivo y lo arcaico. En ese sentido, justamente, se
puede decir que la vía de acceso al presente tiene necesariamente la forma de
una arqueología. Que no retrocede sin embargo a un pasado remoto, sino a lo que
en el presente no podemos en ningún caso vivir y, al permanecer no vivido, es
incesantemente reabsorbido hacia el origen, sin poder nunca alcanzarlo. Porque
lo que impide el acceso al presente es justamente lo que, por alguna razón, no
logramos vivir en él.
Por
esto, el contemporáneo no es sólo quien, percibiendo la sombra del presente,
aprehende su luz invendible; es también quien, dividiendo e interpolando el
tiempo, está en condiciones de transformarlo y ponerlo en relación con los
otros tiempos, leer en él de manera inédita la historia, ‘citarla’ según una
necesidad que no proviene en absoluto de su arbitrio, sino de una exigencia a
la que él no puede dejar de responder.
Es
como si esa luz invisible que es la oscuridad del presente, proyectase su
sombra sobre el pasado y éste, tocado por su haz de sombra, adquiriese la capacidad
de responder a las tinieblas del ahora.