Principales Iconografías
de Babel
A partir de las
paradigmáticas representaciones de la Torre de Babel de Brueghel [*], cronológicamente se completa aquí, con otros diez ejemplos significativos, una
iconografía que, por influencia del catolicismo, fue ajena al arte hispánico -dada
la lectura luterana del mito de la torre como
metáfora de la decadencia de la Iglesia romana- pero, como ya sabemos, constituyó un pathosformel en la cultura europea del siglo
XVI.
La célebre La torre de Babel,
llamada La gran torre, de Pieter
Brueghel el Viejo que data de 1563, es una tabla de 114 x 155
cm que se encuentra en el Kunsthistorisches
Museum de Viena. Perteneció a Rodolfo II de
Praga. Brueghel estableció, con ella, un modelo iconográfico que gozó de gran
predicamento en la pintura flamenca de la segunda mitad del siglo XVI. El
edificio, que rebasa ya las nubes, sigue aún en construcción; es más, Brueghel
describe sus obras, en plena actividad, con absoluta precisión. Hombres y
maquinaria están representados con un realismo refinado pero eficaz que denota
un conocimiento directo de las técnicas de construcción y de los tratados de
arquitectura e ingeniería. En primer plano, Nemrod escucha con vivo
interés al arquitecto, al tiempo que la vista de la ciudad y del puerto
consiente efectos espaciales muy sugestivos. Las rocas ya no están, como en el Breviario
Grimani, junto
a la torre, sino que constituyen su alma misma, es decir, la torre -de base
circular, y para cuya representación recurre Brueghel casi con toda seguridad a
los recuerdos de su viaje por Italia de 1553, tomando
como modelo el Coliseo y el Castel Sant'Angelo- está construida directamente
sobre la roca. Semejante lectura del episodio de la torre de Babel, tan rica en
cultura humanista, ha sugerido asimismo una
interpretación de la pintura no relacionada necesariamente con el carácter
negativo del relato bíblico. Brueghel quiso dejar un mensaje muy preciso
al describir con exactitud las labores constructivas y la técnica (reflejando la división del trabajo que, tras la desaparición de los gremios medievales, el Renacimiento había impuesto como modelo productivo de la edificación) y también al alabar la
capacidad y el ingenio del hombre capaz de someter a la naturaleza: la torre
deja de ser sinónimo de vanitas y se convierte para el
artista en un theatrum ideal, o en una metáfora
del saber organizado finalmente por el hombre renacentista.
Además de La gran torre de
Viena, se conocen, amén de atribuciones no demostradas, otras dos obras de Brueghel con el mismo tema: una miniatura
en marfil que perteneció al famoso miniaturista Giulio Clovio, actualmente
perdida, y la denominada La pequeña torre. Ésta, también denominada La Torre de Babel,
es una tabla de 60 x 74,5
cm y se halla en el Museum Boijmans Van
Beuningen de Rotterdam. Pintada por Brueghel tras su estancia en Roma (1554-55)
o
en el mismo año de la tabla de Viena (1563). Son
numerosas las diferencias respecto de esta última: la torre, pintada teniendo
siempre bien presente la imagen del Coliseo, ya no muestra hendiduras en su
fachada, de igual modo que dejan de aparecer en primer plano Nemrod y su
séquito. La descripción de las figuras de los obreros se vuelve más detallada y
minuciosa, una auténtica obra maestra de pericia caligráfica, mientras que el
paisaje, que antes alargaba y ensanchaba el espacio, aumenta aquí la
grandiosidad del edificio. Mediante unos contrastes cromáticos más resueltos,
la torre recobra con su aspecto severo y amenazador el negativo simbolismo
original.
- La construcción de la
torre de Babel, de artista flamenco anónimo de hacia 1470, es
una tabla de 24 x 18 cm que se halla en la Mauritshuis de La Haya. Pintada en el
ámbito de la escuela de miniatura de Brujas, esta tabla es una de las primeras
representaciones pictóricas del relato de la torre de Babel. El edificio, que
aún es de base cuadrada y cuya construcción acaba de iniciarse, da pie en este
caso a una alegre escena animada por hombres y animales. Fiel a la tradición de
los Libros de Horas y de los códices miniados renacentistas, el artista
resuelve la obra con elegante realismo, acentuando su gusto exótico mediante la
estilización de Nemrod y de la posición del camello en primer plano.
- Y, La torre de Babel, miniatura del Breviario Grimani, de entre finales del XV y las
dos primeras décadas del XVI, se
encuentra en la Biblioteca Nazionale Marciana de Venecia [Cod. Marc. Lat.
I.99 (=2138), f. 206r]. Esta ilustración de la torre de Babel fue
durante mucho tiempo punto de referencia obligado para las sucesivas
representaciones gráficas y pictóricas del episodio bíblico. Destaca en primer
plano la labor de los canteros y operarios, mientras que el arquitecto muestra
humildemente al poderoso Nemrod las obras de construcción del edificio. La roca
aumenta la sensación de desarrollo vertical de la torre situada al fondo, que
aparece animada por un gran número de pequeñas figuras, carros y máquinas, lo
que no significa que haya confusión, sino animada actividad constructora,
justificada también por el tráfico de barcos en el puerto. El extraordinario
naturalismo que caracteriza a la obra es muestra de una cultura figurativa muy
refinada, y capacitada también para asimilar plenamente la tradición de los
maestros flamencos de la segunda mitad del siglo XV. El Breviario
Grimani, uno
de los más conocidos y preciosos códices miniados del Renacimiento europeo, fue
realizado por artistas flamencos de las escuelas de Gante y Brujas, entre los
que destacan Gérard Horenbout y Alexander y Simon Bening. En plena sintonía
con
los ideales renacentistas, la imagen de la torre de Babel, fiel a la tradición
literaria (Herodoto) que la imaginaba de base cuadrada y ocho pisos, no hace
referencia alguna a una inminente catástrofe: más bien pone de relieve la habilidad
y el ingenio del hombre.
- La construcción de la
torre de Babel, de mitad siglo XVI, debida a Hendrick III
van Cleve, es un cobre de 41,3
x 47,5 cm que se halla en Otterlo en el Kröller-Müller Museum. Un
notable efecto escenográfico caracteriza a las numerosas torres (más de diez) de Babel
atribuidas, con mayor o menor fiabilidad, a Hendrick III van Cleve. En este
caso, la torre -de doble base cuadrada- resulta mucho más esbelta gracias a los
caminos y puentes que dan acceso a la misma. El paisaje deja de ser un elemento
decisivo en la estructura de la pintura y se utiliza sólo en función del motivo
arquitectónico principal. La procesión de hombres y animales hacia el edificio
sugiere una lectura del mito de la torre de Babel como contraposición a la
simbología del arca de Noé.
- La torre de Babel
fechada en 1587, de artista flamenco anónimo, es una tabla de 39,4 x 51,2 cm que se encuentra en el Kurpfälzisches Museum de Heidelberg. Fue
atribuida a la escuela de Lucas van Valckenborch. Los elementos relacionados
con el paisaje y la escena de género han aumentado considerablemente, hasta el
punto de que las casas y las rocas se transforman en marco de una notable
variación respecto de las fuentes literarias e iconográficas tradicionales. En
su interminable desarrollo vertical, que contrasta con la imagen de la ciudad a
vista de pájaro, la torre se presenta casi como un ‘laberinto’ que, no
obstante, logra transmitir una creciente sensación de inquietud y malestar.
- La torre de Babel
de Maerten van Valckenborch,
datada en 1595 es una tabla de 75,5 x 105,5
cm que se halla en Dresde, en
la Gemäldegalerie Alte Meister. Añadiendo a su Torre de Babel, a la manera de un
famoso grabador, el lema "fecit et
inventor", el autor (que cuenta con otras versiones del mismo tema) se protege por una parte de posibles confusiones
de atribución con su hermano Lucas, y por otra declara su intención de ofrecer
una muestra de precioso virtuosismo. Los numerosos personajes que animan la
escena, el geométrico desarrollo de la torre y los inteligentes contrastes
luminosos anulan toda sensación de inminente amenaza y destrucción. El soberano
apunta con orgullo hacia su creación, pero la figura del esclavo que sujeta en
alto el parasol logra poner de manifiesto la soberbia del rey. Su hijo, el también pintor Frederik van Valckenborch, tiene en Viena otra pintura con la Torre como tema.
- La torre de Babel,
de Lucas van Valckenborch,
datada hacia 1595. Es una tabla
de 42 x 68
cm y se encuentra en el Mittelrhein-Museum
de Coblenza. En esta pintura el elemento natural tiene
un rol de particular importancia. El autor busca nuevas soluciones para el
paisaje. La torre, cuya construcción avanza con muchas dificultades, está unida
a la colina que está en primer plano por un tortuoso sendero. Las zonas de
sombra crean un fuerte contraste de carácter escenográfico entre la relajante
imagen del paisaje de fondo y el caótico edificio. La naturaleza, ‘dominada’
anteriormente, se vuelve aquí dominante: el cetro de Nemrod señala hacia el
árbol que sobrepasa en altura al edificio. Olvidadas las certidumbres de la
cultura renacentista, la torre de Babel que casi no es más que una ruina que se yergue en el sereno
paisaje, recupera inevitablemente su inquietante valor de confusio
linguarum. Lucas van Valckenborch tiene varias pinturas con este tema en Paris, Munich y Maguncia.
- La torre de Babel,
de artista flamenco anónimo de finales del siglo XVI, que se encuentra no expuesto, salvo muestras temporales como en 2013, en el Museo
del Prado de Madrid, es una tabla con círculo pictórico central de unos 40 cm de diámetro [43,2 x 42,9 cm en sus dimensiones cuadradas], que ha sido considerada
anteriormente obra de Pieter Brueghel el Joven y ha sido atribuida en fecha
reciente a Abel Grimmer. La tabla, que procede del Palacio de La Granja, inspirada en la célebre La gran torre de Brueghel, y aún
conservando su misma estructura compositiva, muestra un paisaje de severos
tonos cromáticos que resaltan el aspecto amenazador de la torre, mientras que
la miniaturística representación de las figuras que se afanan en la
construcción del edificio se vuelve nuevamente apasionada.
- La torre de Babel
de la Pinacoteca Nazionale de Siena, tabla de finales del
siglo XVI, de 49,5 x
66,5 cm y debida a un anónimo artista
flamenco, es sin duda una de las más fascinantes de entre
las numerosas pinturas del mismo periodo que representan este episodio bíblico.
El artista anónimo (se ha rechazado definitivamente una atribución a Jan
Brueghel el Viejo) consigue crear un efecto atmosférico muy sugestivo mediante
brillantes soluciones cromáticas. El elemento natural también está presente en
la tabla e, igual que en La
gran torre de Brueghel, se describen minuciosamente
las obras de construcción de la torre en todas sus fases. En la terraza de la
derecha, el arquitecto -que ya no es humilde súbdito sino valioso hombre de
ciencia- informa al rey de las obras explicándole directamente los planos. Junto
a ellos, la columna con la estatua es una evidente alusión al orgullo del
género humano, y también un recurso compositivo que refuerza la sensación de
majestuosidad de la torre.
- Muy similar, La torre de Babel del Landesmuseum de Maguncia, tabla de 111 x 151 cm, también de
anónimo flamenco de finales del siglo XVI,
presenta también aquí una columna y una terraza desde la que Nemrod puede apreciar
mejor la marcha de las obras de construcción de la Torre, que sólo pequeños
detalles la distinguen de la de Siena; gracias a una inteligente dosificación
de los efectos cromáticos y luminosos, el artista consigue un mayor campo perspéctico. La pintura ha sido atribuida a Tobías Verhaecht, con bastante cautela, como ocurre casi en todas sus versiones de la Torre. Abel Grimmer también tiene atribuida otra tabla análoga.
- Y, por último, La torre de Babel de
Frans II
Francken, ya de principios del siglo XVII. Un cobre de 68 x
86 cm
que se halla también en el Museo del Prado de Madrid. El pintor, autor
y colaborador (con Joos de Momper, por ejemplo) de otras pinturas con el mismo tema, ofrece aquí uno de los ejemplos más
significativos del desarrollo del tema de la torre de Babel en la pintura
flamenca. El edificio queda relegado al fondo, casi como elemento
arquitectónico decorativo de una composición en la que los grupos de
figuras
determinan la acción. En primer plano, los arquitectos explican el proyecto a
Nemrod, pero el gran perro del centro, dudoso quizá acerca de la utilidad real
de una obra semejante, se convierte en una inserción funcional en la economía
compositiva, sirviendo incluso de notable carga irónica. En segundo plano, el
cortejo de nobles ciudadanos que avanza lentamente hacia la torre crea un
refinado efecto dinámico que parece anticipar célebres modelos de fêtes galantes.
[*] Las notas a las imágenes están basadas en Alessandro Tosi, Revista FMR nº
77, Abril/Mayo 2004. Se precisa que las notas se remontaban
al año 1989, por lo que algunas atribuciones podrían haber sido modificadas.
[Las imágenes están tomadas de Google].