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Continúa la lectura de Byung-Chul Han.
1)
‘Respeto’, escribe Han,
significa mirar de nuevo hacia atrás,
presupone una mirada distanciada, un pathos
de la distancia. Por contra, hoy se deja paso a la mirada sin distancias propia
del espectáculo. Spectare sería un alargar la vista, pero sería una actitud a la que
le falta el respeto (respectare). La
distancia es lo que distingue el ‘respectare’
del ‘spectare’. Una sociedad sin
respeto conduce a la sociedad del escándalo.
La decadencia general
de los valores erosiona la cultura del respeto. Los modelos actuales carecen de
valores interiores. Se distinguen por cualidades externas. Y donde desaparece
el respeto, decae lo público. Lo público presupone el distanciamiento, apartar
la vista de lo privado bajo la dirección del respeto. Hoy reina una creciente
falta de respeto, una falta de distancia, en la que la intimidad es expuesta
públicamente y lo privado se hace público. Sin distancia tampoco es posible
ningún decoro.
La comunicación digital deshace las distancias y la técnica
del aislamiento genera veneración. Según Han, la destrucción de las distancias
espaciales va de la mano con la erosión de las distancias mentales. La
comunicación digital fomenta esta exposición pornográfica de la intimidad.
El medio digital privatiza
la comunicación, desplaza la producción de información de lo público a lo
privado. Barthes definió la esfera
privada como “esa zona del espacio, del
tiempo, en la que no soy una imagen, un objeto”. Ya no es posible la esfera
privada. Y no tenemos hoy ninguna esfera privada, pues no hay ninguna esfera
donde no haya ninguna cámara.
Así mismo, la comunicación anónima fomentada por el medio
digital, destruye masivamente el respeto. Anonimato y respeto se excluyen entre
sí. El nombre es la base del reconocimiento. Va unido a la
responsabilidad, la confianza y la promesa. Y el medio digital, que separa el
mensaje del mensajero, la noticia del
emisor, destruye el nombre.
(sigue)
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