Los tópicos antes vertidos, tienen orígenes muy
dispares. Pero dos fuentes poseen mayor interés, como indica Maura (*). La primera, de Habermas, quien acumula los motivos benjaminianos
de manera algo confusa. Así su énfasis en que Benjamin pudo ver en el
surrealismo la confirmación de su teoría del arte. Sin
delimitar claramente las mediaciones de su pensamiento, Habermas hace la
influencia surrealista extensiva a toda la obra de Benjamin, que según esta
interpretación, oscila entre dos espacios, el político y el
expresivo, que se resisten a toda articulación no reaccionaria.
La segunda fuente proviene de Arendt, quien conoció personalmente a
Benjamin, y es más expansiva, a la vez que más influyente. Arendt señaló en
numerosas ocasiones que la actividad intelectual de W. B. es como si sólo
poseyera una única manera de expresarse, cual era ‘pensar poéticamente’.
Independientemente del afán poco concluyente de
Arendt por reunir en su momento a Benjamin y a Heidegger, resulta más
interesante su caracterización de la relación con sus amigos Th. W. Adorno y M. Horkheimer. Así, en opinión de estos guías espirituales, que eran materialistas
dialécticos, el pensamiento de Benjamin era no dialéctico, se movía dentro de categorías
materialistas que no coincidían en absoluto con las marxistas.
Arendt defiende, por el contrario, que en Benjamin
no es casual la relación de algunos elementos de la superestructura
con motivos infraestructurales. Si no era un materialista dialéctico al uso, sí
ejercía de crítico materialista. Su forma de ser materialista era precisamente
descifrar la tensión histórico-social que los objetos culturales llevaban
consigo en la era de su mercantilización masiva para, de esta manera,
intervenir teóricamente en la realidad. La teoría del flâneur sería entonces intensamente
materialista y dialéctica. Ser, por tanto, objetivamente
materialista, leer el cambio histórico en sus manifestaciones culturales para
así desentrañar lo que, a simple vista, aparecía como ininteligible,
como gigantesca fantasmagoría y hacer, en definitiva, productivo el enfoque
materialista contra todo dogmatismo de escuela.
[sigue]
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