viernes, 29 de agosto de 2014

Tiempos críticos.

[by Google]

El contexto de Postone y su La lógica del antisemitismo ha sido clarificado por Bodo Schulze, en su presentación de ese texto en la revista Temps Critiques [*].
Ante la enormidad del hecho de la destrucción de los judíos de Europa, escribe Schulze, el ciudadano recurre a una explicación tranquilizadora apartando Auschwitz de su historia, porque Auschwitz escaparía a la razón.
Y recuerda que desde hace décadas, esa extendida forma de aprehender la historia reciente había sido defendida por historiadores ‘funcionalistas’ como M. Broszat. Dividir la historia en dos, por una parte, el acontecimiento del holocausto y por otra, los otros procesos sociales en la época nazi que permitan historiarlos. Sin embargo, como alegó S. Friedländer en contra, al intentar tratar la época nacionalsocialista como cualquier otra época histórica, se difuminaría su rasgo característico, el advenimiento de las condiciones políticas que permitían que el antisemitismo y la higiene racial se hicieran realidad. No obstante, este historiador capituló al conceder que, aunque se conozca la secuencia de los acontecimientos y su interacción probable, la dinámica profunda del fenómeno se nos escaparía.
Para salir de ese punto muerto es necesario interrogarse sobre el fundamento conceptual de esa visión dualista de la historia. La historia se habría desmenuzado en pequeñas historias nacionales que serían comparadas para extraer lo que les es común, el concepto de ‘modernización’. Los historiadores se colocarían, así, del lado de los vencedores de la historia, que han tenido mucho interés en hacer olvidar el sufrimiento de aquellos que soportaron la violencia de la supuesta modernización.
Pero Auschwitz, insiste Schulze, es un salto cualitativo. Dada la evidente afuncionalidad de la destrucción de los judíos de Europa, Auschwitz no serviría para nada. Y ahí habría una contradicción, en la práctica, de la primera ley capitalista, principio de la racionalidad instrumental. Ya que en el orden de cosas capitalista, sólo puede pasar por racional lo que es útil.
El antisemitismo no se alzó contra el judío concreto porque le considere como un contrincante en el mercado de trabajo. Ataca al ‘Judío’, una abstracción que forma pareja con la abstracción nacional, recuerda Schulze. Aniquilar a los que personifican una abstracción maléfica se convierte en algo de primera importancia e incluso en contra de intereses concretos. En el orden de la razón instrumental, esa forma de actuar aparece como ‘irracional’ porque no se vislumbra ningún objetivo tangible distinto de la destrucción de los judíos. La relación entre medio y fin ha desaparecido. Los judíos son aniquilados como personificación de una abstracción que se ‘inventa’ el antisemita.
Toda la cuestión consiste entonces en saber de qué modo la visión antisemita del mundo pudo nacer de un mundo capitalista que se enorgullecía de obedecer a la racionalidad instrumental. Pero puesto que la racionalidad instrumental no es capaz de explicar la ideología antisemita –aquí se encuentra, según Schulze, la razón metodológica del fracaso de Friedländer–, lo importante será exponer el encadenamiento conceptual que desde categorías fundamentales de la sociedad capitalista asciende hasta la antirracionalidad antisemita. Y ésa ha sido la tarea de Postone.
Como ya hemos visto, ampliando la teoría crítica de la sociedad, Postone insiste en el hecho de que El Capital  crítica una cierta forma social de la actividad humana, de la economía y de la ideología, de la falsa sociedad y del pensamiento fetichista que ésta engendra. Y evidencia que la ‘modernidad’ no es tan racional como pretende. La mercancía no es sólo una cosa concreta que posee valor de uso, sino que comporta igualmente ‘valor’, una dimensión abstracta. Postone demuestra que el antisemitismo nace del modo en que se manifiestan esos dos aspectos de la mercancía y puede entenderse como una revuelta –no contra la ‘modernidad’ sino contra la abstracción fenomenológica–, como una revuelta ‘anticapitalista’ que, en lugar de acabar con la sociedad capitalista, desemboca en la fría destrucción de los judíos.


[*] También en dicha revista en octubre de 1990, Schulze fue autor del artículo, del que trataremos después en estas páginas, ‘De la question antisémite’



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