martes, 26 de mayo de 2020

Benjamin, productivista [III].


            3. LA VANGUARDIA ARTÍSTICA.
A) Si se considera out of joint... es decir: fuera de quicio, ¿de qué marcos podemos decir que se desencajó el arte de vanguardia? pregunta Expósito.
Habría que entender la vanguardia como un proceso de tránsito en el que el arte reduce progresivamente la representación clásica a su grado cero. Cuando se decide romper con la naturalización del vínculo entre la realidad y su representación pictórica, al desvelarse por el contrario el carácter técnico de la representación naturalista, se alcanza un umbral que viene caracterizado por una aporía, una contradicción insoluble: la negación del vínculo naturalista de la representación con la realidad externa al cuadro conlleva la imposibilidad en términos absolutos de reanudar un vínculo con lo real en el nuevo régimen de visualidad de la vanguardia no-objetiva. La obra de arte se muestra a sí misma como un objeto material autónomo.
El cuadro como un artefacto concreto, es un elemento más de la realidad material del mundo. Se imposibilita que la obra pueda seguir siendo percibida al interior de un ritual y por tanto se desvanece el efecto aurático. Ese artefacto que se muestra como un objeto material -que no representa a la realidad sino que es él mismo un objeto real- se veda a sí mismo facilitar al espectador una relación con el mundo material que no sea la estricta observación del objeto artístico en cuanto tal.
La vanguardia ensaya desbordamientos del marco pictórico y construcción experimental de otras realidades posibles que el espectador puede experimentar habitándolas.
Ese grado cero se puede encontrar, según Expósito, en El Lissitzky, quien proyectó el pabellón de la URSS construido para la Exposición Internacional del Deutscher Werkbund, en Colonia en el año 1928. El Lissitzky reunió un amplio equipo de trabajadores artistas y no artistas para erigir ese pabellón. La URSS debía mostrar el socialismo como un progreso de las condiciones de vida de la clase trabajadora, con la ayuda del desarrollo industrial y económico del país.
El profesor de arte Benjamin Buchloh calificó como ‘arquitectura semiótica’ este soberbio artefacto. Se trataría de un dispositivo de comunicación que incorpora a escala arquitectónica las formas experimentales producidas durante la fase de laboratorio de la vanguardia.

 

[*] Vide Walter Benjamin, productivista. Marcelo Expósito. Ed. Consonni. Bilbao, 2013.
[sigue]

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