lunes, 31 de enero de 2022

El Greco cineasta.


El influjo de El Greco en el siglo XX no sólo afectó a otros pintores. El cine, séptimo arte característico de ese siglo, también encontró en el artista griego un referente. 

Entre 1937 y 1939, el cineasta ruso Sergei M. Eisenstein dedicó un ensayo, editado ahora [vide Eisenstein S. M.- El Greco, cineasta. Intermedio Ed.Barcelona, 2014], a la influencia de la obra de El Greco en el cine. Porque para Eisenstein, que ve al pintor como pionero del cinematógrafo, su pintura estaba en movimiento.

Eisenstein busca en ese ‘movimiento’ cinematográfico de la obra del pintor, claves de su propio cine. Para el cineasta, El Greco es un primitivo ‘montador’ del tipo de cine que él propone, alguien libre al manipular los elementos de un cuadro, su posición real, sus tamaños, al mezclar puntos de vista, al descomponer y provocar la interacción de escenas distintas en el mismo cuadro, sin respetar, incluso, las proporciones del conjunto.

Eisenstein, que compara el ojo del pintor con un objetivo de 28 milímetros, se admira de sus puestas en escena, de su punto de vista desde cualquier ángulo, de su mirada subjetiva. Y es que El Greco, construyendo artificialmente sus obras, se comportaba con la mentalidad de un cineasta que manejaba a la perfección el arte de reflejar con claridad, por la composición y por el encuadre, el tema en sus cuadros.


No es casualidad que el libro reseñado se ilustre con una fotografía del cineasta [manos y cabezas] cuya estética nos sugiere la maniera del pintor.




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