[continúa]
III
La
manera en cómo la hegemonía capitalista se ha constituido como un sistema de
relaciones sociales, ha sido mediante la producción de un espacio estratégico,
mediante una espacialidad estratégica que permite la producción y reproducción
constantes de las relaciones de poder y dominación, así como el funcionamiento
de todo el aparato hegemónico.
Para
Lefebvre, el espacio es una
producción social. El capitalismo sobrevive en gran medida por su capacidad de
producir espacio, por ello, el espacio producido es un espacio capitalista que
a través de su producción se domina. Dicha producción ha llevado a originar una
espacialidad estratégica, una dimensión que permite que la reproducción de la
vida social se dé inmersa en un contexto de relaciones de poder, articuladas
reticularmente.
La
tendencia expansiva inherente al sistema capitalista, se da como consecuencia
de algunas lógicas de sobreacumulación y se lleva a cabo en Europa con el
triunfo del liberalismo, la economía y la filosofía liberales. Sin embargo, la
lógica expansiva del espacio estratégico capitalista rebasa el ámbito de lo
económico. La globalización ha sido el canal mediante el cual el espacio estratégico
ha llegado a abarcar el ámbito internacional.
Globalización
no como un sólo proceso, sino como una serie de cuatro procesos que le brindan
un sentido de globalidad. La globalización económica, la social, la política y
la globalización cultural. Y además, la globalización combina por un lado la
universalización y la eliminación de las fronteras nacionales, y por el otro el
particularismo, la diversidad local y la identidad étnica.
Mediante
esta serie de procesos, el espacio capitalista se ha ido expandiendo y cada uno
de ellos ha seguido su propia lógica, teniendo una intensidad distinta y unos
impactos diferenciados. El espacio estratégico capitalista es uno sólo, pero
está compuesto de estas diversas dimensiones que lo sostienen y lo vehiculizan
de acuerdo con la dinámica del sistema.
En
él una globalización hegemónica estaría compuesta tanto de localismos
globalizados como de globalismos localizados. De esta forma, la
producción de globalización pasa por un proceso de producción de localización,
que permite el funcionamiento del espacio global. Ese espacio es estratégico,
porque transcurre a través de la ocupación de una serie de posiciones en el
ámbito internacional, porque se nutre de una serie de relaciones de poder a
escala planetaria y porque se materializa y funciona a través de mecanismos
concretos muchos más amplios, diversos y complejos que los imaginados por el
pensamiento geopolítico clásico.
El
proceso de globalización del espacio estratégico capitalista en escala
planetaria, fue el mismo que permitió expandir a la dinámica de la guerra
permanente. Esa guerra permanente se dedica a colonizar la cotidianeidad en las
sociedades europeas y trastoca y transforma todos los ámbitos de ellas, en los
cuales ocurre de forma simultánea y diferenciada. Pero es su extrapolación
hacia otros espacios, lo que lleva a la guerra a una escala verdaderamente
planetaria. Ello se da a través de la conformación de un espacio estratégico en
el ámbito internacional. La guerra se ha desplazado a las fronteras, no sólo es
en el interior del Estado donde se pueden presentar batallas.
Desde
esta perspectiva, las relaciones de poder pueden ser leídas en la conformación
del espacio estratégico global. Este espacio global ha sido producido por los
procesos de globalización, mediante los localismos globalizados y los
globalismos localizados y mediante la incorporación diferenciada de lo local en
lo global.
Cuando
menos dos grandes rasgos pueden coadyuvar en la comprensión sobre la conformación
del espacio estratégico en el cual transcurre una guerra permanente, lógica
fundacional de la hegemonía mundial. El primero es el de la llamada producción
estratégica que se refiere al control de los núcleos estratégicos de la
producción de aquellos ámbitos que permiten la reproducción de la dinámica
sistémica y que impactan en los procesos productivos esenciales a nivel
mundial. Gran parte del sentido estratégico del espacio global reside en que
debe ocupar posiciones vitales para poder existir.
El
segundo rasgo característico, totalmente relacionado con el anterior, se refiere
a la militarización del espacio. La extrapolación de la lógica de la guerra
permanente en una escala planetaria, no podría haber acontecido sin esta
tendencia constante hacia la militarización del espacio que se va
constituyendo. El Estado capitalista engendró una intensa militarización. El militarismo
se vuelve un aparato privilegiado y permanente en el seno del Estado
típicamente capitalista.
Además,
la militarización se vuelve un signo de las relaciones capitalistas a nivel
mundial, porque es a través de ella que lo sociedad se ordena y racionaliza en
sus procesos y relaciones, adoptando formas organizativas netamente
militarizadas.
***
[sigue]
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